Huerto para ‘Eclectic Empordà’, Girona.

Años antes de que Nathalie me invitara a diseñar un jardín de flor cortada, yo ya había tanteado la idea de algo similar. Por aquella época, leía con entusiasmo todo el contenido de Floret Flower, la gurú de la flor de kilómetro cero. Desistí pronto: hablé con varios floristas e incluso con un floricultor en Cantabria que me alertaron de lo arriesgado del asunto. Aquello podía tener mucho encanto, pero desde luego tampoco le faltaban banderas rojas.

Abandoné la idea, aunque no el entusiasmo por el concepto. Creo que Nathalie, mi cliente, lo percibió en algún momento. Debió de ver mis intentos cada verano por cultivar flores y sobre todo mi trabajo en un jardín de flor cortada en Inglaterra dentro de Mount St John, y de ahí nuestros primeros contactos hasta desarrollar este huerto bajo su paraguas Eclectic Empordà (que no es un huerto productivo al uso y no corre los riesgos que a mí me frenaron en su día).

El diseño de este huerto pasó por varias revisiones. Me acuerdo de todas las referencias que Nathalie me mandó en el primer correo: un catálogo entre mediterráneo, inglés y afrancesado de escenas campestres y bucólicas. Ella partía de una idea de huerto menos estructurado que el que yo defendía, pero desde el principio estuvimos de acuerdo en que debíamos jugar con dos grandes puntos focales: el campanario del municipio de Monells marcando su tempus fugit al oeste y un humilde «safareig» (lavadero) dentro de la parcela. Este último sirve para dibujar un eje rotundo desde la entrada, por el que se despliegan simétricos a uno y otro lado los nuevos árboles de sombreo y las camas de cultivo, excepto una que rompe el paso en dos. El campanario bendice a los hortelanos en sus recorridos a lo ancho de los cultivos.

El entorno es fantástico, el paisaje es un aliado aquí. Hemos conseguido que la madera en el huerto, el «sauló» (jabre), la paja, los tutores de caña y de acero… no interrumpan la vista en este pueblo de piedra. Sentía una gran responsabilidad por no alterar un orden que uno siente como secular. Durante los atardeceres, sólo rompen esta armonía como de arena las floraciones vibrantes de los cultivos. No deja de sorprenderme lo que consiguen un buen sustrato, riego y la mano de los jardineros de Eclectic Empordà, se les da todo de forma espléndida.

Para la ejecución del jardín contamos con la ayuda de Lluis Jardins Madremanya.