Cuarto verano en el jardín experimental.
VolverEste jardín cuenta en su piel cuatro veranos, incluyendo el que entra. El primero fue un verano de detalles, de aguzar la vista; cuando hay poco, cada flor es motivo de celebración. Echo algo de menos esa apreciación absoluta de cada gesto primerizo en el jardín, aunque no volvería atrás.
El segundo fue el de la conversión en jardín, ya permitía una lectura no sólo de palabras o frases sueltas sino que se adivinaba una historia más completa y entrelazada. El tercero fue el de un jardín establecido, en mi cabeza empezaron a encajar las piezas de aquello que proyecté y aquello que veían mis ojos. Voy a evitar usar el término «plenitud» aunque quiera colarse en la descripción: primero porque si algo está pleno, ¿significa que ya sólo le espera la decadencia?, también porque es muy pronto para ello y tercero porque cada especie es un mundo en sí mismo. Me gusta imaginar el jardín como una pequeña galaxia donde mientras un planeta nace, otro explota y otros tantos simplemente se mantienen en órbita… imposible trazar una sola línea temporal.
Este verano es el inicio de un proceso inevitable y deseable de cambio. Es la primera vez desde que el jardín se creó que introduzco una nueva especie, estos Dianthus corsicus que me tienen entusiasmado. Las gauras y verbenas que dominaron el jardín en su estadio inicial han perdido fuerza, son la mitad de lo que eran quizá por la reciente sequía sostenida de tantos meses y otras han muerto tras crecer enormes, asegurando su descendencia. Pocas cosas hay más curiosas que ver en un jardín las mismas especies con el paso de los años pero moviéndose, desplazándose por el espacio como en un truco de ilusionismo.
También han envejecido rápido algunas Salvia ‘Hot Lips’ que fueron un encanto el segundo verano pero ya no florecen igual, y creo que las Stipa tenuissima también están de retirada, aunque quizá como digo es por la falta absoluta de agua hasta las lluvias de mayo. Los arbustos en cambio todos crecen y crecen y me temo que si yo no puedo dedicarle mucho tiempo al jardín, serán la capa dominante.
El cuarto verano, más bien, está aún por escribir.